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Los cinco mejores bosques de Málaga
La rica biodiversidad de la provincia la alza como una de las zonas privilegiadas del país con sierras de pinsapos, alcornoques, quejigos, pinos resineros y encinas.
No se trata de hacer un ránking, pero sí de descubrir valores ambientales que, a veces, pasan inadvertidos, y que suponen una parte esencial del patrimonio forestal de Málaga. La provincia, cuya orografía es una de las más difíciles del territorio español (si no que se lo digan a los que proyectan las líneas ferroviarias y las carreteras), tiene sierras que merecen estar entre las mejores de toda la Península.
De hecho, dos bosques malagueños han sido en varias ocasiones laureados por los biólogos, botánicos e ingenieros de Montes más renombrados del país. Curioso donde los haya es el pinsapar de la Sierra de las Nieves, cuya peculiaridad es albergar un abeto que no parece de estas latitudes; o Los Alcornocales, que comparten Cádiz y Málaga, donde este árbol se extiende por 170.025 hectáreas. El mejor bosque mediterráneo del planeta.
Pero si se trata de mostrar la rica biodiversidad forestal de la provincia, hay otros ases de los que presumir y que merecen tener un lugar de honor. No se pueden olvidar el bosque de pinos resineros de Los Reales de Sierra Bermeja, los encinares de Ronda y el quejigal de Tolox.
1. El pinsapar de parque natural Sierra de las Nieves
Cuenta con un curioso abeto que no parece del Sur
Son muchos los que se han enamorado de él a primera vista. Como si de un flechazo se tratara. El pinsapo ('Abies pinsapo') es una especie relíctica que se ha quedado acantonada en estas montañas en un clima que no es el suyo. Antes estaban nevadas buena parte del año, de ahí su nombre. Este bosque, considerado por biólogos, botánicos e ingenieros uno de los mejores de España, sufre los avatares del cambio climático y las altas temperaturas. El pinsapo, que descubrió para la ciencia el suizo Edmon Boissier con la ayuda de los malagueños Prolongo y Haenseler, crece mejor por encima de los 1.000 metros y en umbría, requiere de suelos muy ricos y es muy exigente en cuanto a las precipitaciones. No obstante, se extiende por 3.000 hectáreas en la Sierra de las Nieves. Se mezcla con el alcornoque en Bornoque (Istán), con quejigos en Tolox, con encinas en las Navas de Parauta, y con pinar en Yunquera. Cualquiera de estos sitios es bueno para apreciar cómo crece, poderoso, uno de los árboles más interesantes del Viejo Continente. Un curioso abeto sureño con porte digno de cualquier 'pariente de Los Pirineos, y con la gran peculiaridad de ser único en el mundo y endémico de esta zona (sólo crece aquí, en Cádiz y en el norte de Marruecos, aunque en esta zona lo consideran otra especie).
2. El alcornocal de parque natural de Los Alcornocales
Considerado el mejor bosque mediterráneo
No es pretencioso decir que el parque natural de Los Alcornocales, que comparten Cádiz y Málaga, es el mejor bosque mediterráneo del mundo. Pero si esto puede herir la sensibilidad de alguien, al menos no se le puede arrebatar el hecho de ser la mayor extensión y el mejor bosque de alcornoques del Mediterráneo. Aunque la aportación de Málaga podría parecer insignificante: 12.000 hectáreas en un coloso que se extiende por 170.025 hectáreas, lo cierto es que esta franja es una de las mejores del parque natural. Un pequeño apéndice que en su día le arrebataron los ganaderos de Ronda a los de Jerez. En 2001 ya fue elegido como el mejor bosque de Europa por la revista 'Biológica', en la que participaron como jurado ilustres personalidades como Miguel Delibes o Joaquín Araujo.
Alcornoques y quejigos se mezclan creando una conjunción sin igual de colores que caracteriza a este espectacular bosque, que tiene la última masa de laurisilva (rododendro, laurel y acebo), así como multitud de helechos que recuerdan a Asturias, rebollos (roble) y otras especies propias del monte mediterráneo que hacen que un paseo por estos lares le haga sentirse al que lo patea, según las zonas, que se ha adentrado en un bosque propio de un cuento de hadas y gnomos.
3. El encinar de la serranía de Ronda
El típico bosque adehesado
Son pocos los encinares que le quedan a Málaga y encima sobre ellos se ha cernido durante mucho tiempo la voracidad constructora. El más interesante se encuentra actualmente entre Cuevas del Becerro y Ronda. La encina 'Quercus rotundifolia' es un hábitat protegido por la UE y una especie climácica, es decir uno de los ecosistemas más evolucionados del Mediterráneo. Un encinar adehesado es un en espacio en el que las encinas se salpican y el suelo está cubierto por una orla vegetal de jaras, aulagas, romeros, labiernagos, lavandas y majuelos, que forman un precioso sotobosque. Es el típico monte mediterráneo que desde antaño ha estado muy castigado por la expansión agrícola, y que ahora está replegado en las montañas. En la serranía de Ronda, se puede pasear todavía por él en la carretera que une esta localidad con Cuevas del Becerro, donde según la Sociedad Española de Ornitología (SEO) está la mayor concentración de águilas perdiceras de toda Europa. La fauna asociada a estos espacios son los jabalíes, conejos, ginetas y tejones, así como grandes rapaces como águilas calzadas, culebreras, ratoneros, azores y gavilanes.
4. El Quejigal de Tolox
Un quejigo adaptado a los fríos extremos
El quejigo 'Quercus alpestris Boiss' se ha considerado una especie endémica de la provincia. Este precioso bosque con claros está formado de un quejigo que tiene un genotipo distinto al de los mejores ejemplares de su especie: hojas más pequeñas, menos lobuladas y más redondeadas. Su bellota es de menor tamaño y vive en la media y alta montaña cuando su espacio natural se encuentra en la media y baja montaña y en zonas más húmedas.
Precisamente, el dios Eolo ha sido el culpable de que éstos muestren un porte atormentado tras combatir intensamente las fuertes rachas de viento. El quejigo captura muy bien las precipitaciones y en verano todavía aguanta la humedad debajo su copa, digamos que podría ser el 'camello' de la flora andaluza. En 1990 estaban muy esquilmados por el pastoreo y, tras varios proyectos de regeneración, hoy Tolox tiene un quejigal que merece la pena visitar.
5. El pinar resinero de Sierra Bermeja en Estepona
Otra gran rareza biológica en la provincia
Es uno de los pocos lugares del mundo donde crece el pino resinero o negral ('Pinus pinaster') sobre un suelo de peridotitas, por lo que es considerado una rareza. El impresionante conjunto montañoso que arropa a Estepona está formado por una roca rarísima, que se deja ver en muy pocos lugares del mundo: las peridotitas. Estas piedras magmáticas se crearon en el manto de la tierra y salieron a la superficie a través del empuje geológico a lo largo de millones de años, y Málaga, con más de 40.000 hectáreas formadas por este sustrato, cuenta con una de las mayores extensiones continuas del planeta. Precisamente, el rojo que despiden sus rocas, ese bermejo llamativo con el que se visten las montañas, le dio nombre en su día a este macizo: sierra Bermeja. Destaca la frondosidad del espacio en el que crece el pino resinero, una de las pocas especies que colonizan las peridotitas, un sustrato muy duro que provoca lo que se conoce como el 'síndrome serpentinícola'. Los efectos de este curioso síndrome son el enanismo, es decir, las plantas crecen menos para adaptarse a la dureza del terreno. En la zona más alta y más húmeda se desarrollan los pinsapos; en un estadio medio, el pinar resinero; y por último, en las zonas bajas aparecen las formaciones arbustivas como los enebros, que ocupan las zonas más secas. A todo el que le guste la naturaleza, el paseo por el pinar negral de sierra Bermeja es una ruta obligada.
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Con estas instrucciones, creo que ya podéis enfrentaros a la actividad con todas las garantías de éxito.
Mucho ánimo y, como siempre, me podéis hacer cualquier consulta al correo de siempre.
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