BREVE HISTORIA DE MÁLAGA
Los primeros vestigios de presencia humana en la provincia de Málaga los encontramos en la prehistoria y los situamos en el litoral oriental de la misma; pero es en el siglo VIII a. C. cuando los fenicios fundan la ciudad de Malaka, origen de la actual ciudad de Málaga, desarrollando el comercio del aceite de oliva y los salazones, entre otros, dejando paso posteriormente a los helenos y cartagineses hasta la llegada de la dominación romana, en el siglo II a. C., que transformaría la política social, economica y cultural de entonces, época de la que nos queda el excepcional Teatro Romano y diversos yacimientos.
Con la decadencia del imperio romano, en el siglo V, llegaron visigodos y bizantinos hasta la conquista árabe, a mediados del siglo VIII, siendo poblada por árabes y bereberes y pasándo la ciudad a formar parte de la región musulmana de Al-Andalus, convirtiéndo su fisonomía en una ciudad amurallada, con arrabales y judería. De la época quedan dos grandes monumentos de la ciudad, la Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro. A partir del siglo XIII y hasta finales del siglo XV forma parte del reino nazarí.
Tras la reconquista por los Reyes Católicos en el año 1487, que pone fin al reino nazarí de Granada, la ciudad se extiende a extramuros y se levantan iglesias y conventos, siendo de aquéllas las primeras San Juan, Santiago, Santos Mártires y el Sagrario, y de éstos, entre otros, la Trinidad y Capuchinos. Se realiza un nuevo trazado de la ciudad, abriéndose un eje longitudinal que tiene como punto central «La Plaza de las Cuatro Calles», lo que es hoy la Plaza de la Constitución y se da comienzo a la construcción de la Catedral.
Entre los siglos XVI y XVIII la ciudad vivió un decadencia debido a la rebelión de los moriscos, las epidemias, los terremotos y las inundaciones; no obstante, la ampliación del puerto facilitó el mantenimiento y recuperación de la actividad comercial que por entonces giraba en torno al vino y las pasas y al negocio textil de la seda. Pero es a partir del siglo XIX cuando la ciudad de Málaga experimenta su mayor auge de la mano de importantes e influyentes familias burguesas malagueñas; la actividad industrial crece rapidamente, el ramo textil adquiere un inusitado desarrollo, así como la producción de hierro mientras las comunicaciones se mejoran ostensiblemente.
A pesar de que en los finales sel siglo XIX y comienzos del siglo XX hubo una nueva regresión, debido al cierre de las fundiciones, de la plaga de la filoxera y de la deforestación de los montes que causaron grandes inundaciones; aún con la quema de iglesias y conventos sufrida en la II República y con la Guerra Civil, la ciudad de Málaga, con la llegada de la democracia y en sus años posteriores ha realizado una enorme reforma de sus monumentos religiosos y civiles, de su trazado urbano, de sus medios de comunicación, con un extraordinario y moderno aeropuerto y la estación de ferrocarril de alta velocidad, de su oferta cultural y de ocio, etc., que la convierte en unos de los mayores referentes turísticos de España.
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